El partido de Albert Rivera, que ganó voto masculino y masculinista gracias a su previa oposición al feminismo radical ha decidido darnos la espalda y ponerse del lado de la camorra feminista enfrascada en un linchamiento mediático contra el alcalde de Alcorcón, David Pérez, fruto de unas declaraciones que hizo en las que explicitó que muchas feministas son «amargadas» y «resentidas», algo que además de cierto es abrumadoramente evidente. La reacción del feminismo a sus declaraciones no hace más que confirmarlo y la timidez de sus colegas en apoyarlo habla de la penosa situación de debilidad en la que se encuentra la derecha política española.
Este nuevo episodio de persecusión política con objetivos propagandísticos que tiene como objetivo declarado el acabar con la carrera política del alcalde, ha visto al feminismo lanzar amenazas típicas del accionar de movimientos neonazis contra la persona del alcalde.