El feminismo no puede dejar a los hombres ser felices con sus videojuegos

feminista videojuegosHace pocos días salió publicado en The Guardian, uno de los principales periódicos de Inglaterra, un artículo redactado por una feminista en el cuál alega haber sido víctima de «abuso sexual virtual».

¿Abuso sexual virtual? ¿Cómo es eso? Te estarás preguntando. Según ella misma relata, estaba disfrutando inocentemente de un videojuego online, sintiéndose según ella misma relata  «como un Dios» al asesinar zombies sin mayor dificultad, hasta que otro jugador, con el nick «BigBro442» aparece en escena, le habla de una manera irrespetuosa y procede a «tocarle los pechos virtualmente «. La redactora procede después a quejarse de que esto la hizo sentir como «otra mujer sin poder».

Es difícil elegir por donde empezar a analizar algo que desborda de estupidez por cada uno de sus orificios.

Mi empoderamiento es sacrosanto

Lo primero que salta a los ojos es esta obsesión con las relaciones de poder de las feministas entrenadas por neomarxistas en nuestras universidades y cómo están cargadas con la percepción de que es un derecho para ellas sentirse «empoderadas», lease, en una condición de poder superior a la de los varones, y que cualquier incidencia en la que esto no es así, por VIRTUAL que sea, es MACHISMO y debe proceder a denunciarlo y activar a todo el aparato moralizante neomarxista para que castigue de la manera acostumbradamente fascista en que lo hace al responsable de que su percepción de superioridad respecto a los hombres haya sido desafiada.

Lo femenino es femenino. Lo masculino, tiene que ser femenino también.

El feminismo tiene este preocupante modus operandi en el que infiltra comunidades masculinas, y luego demanda que los responsables de estos espacios las cambien completamente para adaptarlas a sus sensibilidades, destruyendo en el proceso lo que las hacía tan atractivas para nosotros.

Quizás esta obsesión feminista con las relaciones de poder, esté detrás de su aparente voluntad por someter al género masculino, persiguiéndolo hasta los últimos espacios que como ocurre con los videojuegos y la comunidad gamer, son creados en gran medida por hombres para hombres.

Si el feminismo fuera coherente con su ya risible claim de «buscar la iguadad» todas sus organizaciones deberían tener la representación masculina de no sé, ¿por lo menos el 30% de varones? pero el feminismo hacia adentro tiene la actitud típicamente pasivo-agresiva, de invitarlos a participar, y una vez que están adentro, tratarlos de la manera más denigrante imaginable, porque «lo tienen merecido, ¡si son opresores!».

El resultado es que escasamente hay hombres en las organizaciones feministas, que supuestamente buscan la equidad de género, pero el feminismo se cree con autoridad moral para demandarle a la comunidad de un videjuego que se reformule para acomodarse a la hipersensibilidad de una sola tonta, cuya opinión, solo un periódico que se ha convertido en una sátira de sí mismo como The Guardian,  podría considerar digna de reproducir.

If TITS: GTFO

Lo que el feminismo tendrá que entender, es que los hombres ya no estamos dispuestos a ser corridos y humillados con acusaciones de un «machismo» que el feminismo parece ver en todos lados. Tienen que entender, que los varones tenemos derecho a tener nuestros espacios, en los que podamos insultarnos, ser tan groseros como se nos ocurra, asesinarnos virtualmente los unos a los otros y divertirnos como nunca haciéndolo, porque no hay nada que nos guste más, por mucho que les joda a estas viejas chusmas con pretensiones de intelectuales, que disfrutar de nuestra libertad.

Si estas feministas tienen un problema con los videojuegos que jugamos, la solución es muy simple. Descarguen un juego más acorde a sus sensibilidades estrogénicas como Los Sims, Farmville, Shelter, o mejor aún, abran un nuevo estudio de desarrollo de videjuegos para feministas y lancen uno en el que una heroína indepilada trans y afrodescendiente lucha contra el capitalismo heteropatriarcal opresor. Nadie se los impide. Solo pretendemos que respeten nuestros espacios y nos dejen divertirnos en paz.

Ahora sí, feministas: Get The Fuck Out.

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