Si hacemos caso al feminismo, vivimos una epidemia de algo llamado «Violencia de Género» lo que en términos claros, se resume en violencia contra mujeres por su condición de tales (si es contra hombres nunca es «violencia de género»).
1 – La violencia de género no califica como «crímen de odio»
Esto pone a la violencia de género, dentro de la categoría de «crímenes de odio», es decir, crímenes motivados por el odio a un grupo de personas por su condición de tales, lo que en general se considera más grave que un delito común.
Un ejemplo de crimen de odio ha sido el reciente asesinato de un comerciante judío en Uruguay, los atentados yihadistas y violaciones masivas contra europeos a manos de musulmanes, o los asesinatos de policías en Estados Unidos incitados por el movimiento racista negro Black Lives Matter.
En todos estos casos es explícito el odio que motiva la violencia.
En el caso de la «Violencia de Género», el machismo/misoginia (odio o desprecio a las mujeres) que se cita por el feminismo como el motivo de la violencia que este mismo cataloga como «de género», prácticamente nunca es explícita y de hecho si se consulta a los agresores, estos darán explicaciones totalmente distintas sobre la motivación detrás de la violencia, y que poco y nada tienen que ver con un odio hacia el colectivo de todas las mujeres.
Creditos: Kukuruyo
Esto debería ser suficiente para descalificar a la llamada «Violencia de Género» como crímen de odio y como elemento taxonómico bajo el que se agrupan engañosamente diferentes hechos de violencia.
2 – «Violencia de género» no es una taxonomía válida para hechos de violencia.
Quienes proponen la adopción de este concepto, e incluso la consagración del mismo en la ley, todavía tienen que explicar de una forma científica, objetiva, clara, concreta, y no-ideológica, cuál es el vínculo que une a los hechos de violencia que proponen agrupar bajo esta artificiosa etiqueta.
De momento la forma que tiene el feminismo de determinar si la violencia contra la mujer está motivada por su condición de tal, depende de la subjetividad de quien cataloga el hecho. Además, cuando se pretende definir objetivamente la violencia de género, como lo exige el incluir el concepto en la ley, se recurre a:
- El sexo de agresor y víctima.
- Si existe un vínculo pasional o de carácter sexual entre ellos.
Siendo que ninguna, ni juntas ni por separado, son condiciones suficientes para que la violencia sea motivada por machismo o misoginia, la definición es errónea.
Tal como existe ahora, «Violencia de género» es una etiqueta que se aplica arbitrariamente desde el feminismo a hechos de violencia ejecutados por varones contra mujeres, con el objetivo de sancionar la cultura que el feminismo rechaza, y por ende no es una taxonomía válida ni útil para clasificar hechos de violencia.
3 – La teoría en que se sustenta, hace agua.
La base teórica sociológica en que se intenta respaldar la propuesta de incorporar el concepto de «Violencia de Género» a la ley, se encuentra en grave y abierta contradicción con el conocimiento de ciencias experimentales como la biología y la genética, lo que epistemológicamente la invalida. – Información completa en este video –
4 – El concepto de violencia de género es irremediablemente discriminatorio contra el varón
Esta base teórica enraizada en la teoría crítica y desarrollada por la sociología feminista, mediante una retorcida teorización retórica, alega que solamente la mujer puede ser víctima de «Violencia de Género», y solo el varón puede ser el agresor en la misma. Esto implica que incluir la violencia de género dentro de la ley, implica legalizar la discriminación contra el hombre, siendo que si una mujer victimiza a un hombre de la misma forma que un hombre victimiza a una mujer, el hombre tendrá una sentencia mayor meramente por su condición de varón.