Cuando las feministas y grupos afines afirman que «el género es una construcción social», buscan ilegitimar la idea de que hombres y mujeres somos distintos y complementarios, a la vez que promover su creencia en que las diferencias de comportamiento que exhiben hombres y mujeres son solo fruto de presiones sociales. Pero lo que están diciendo sin darse cuenta es algo completamente distinto:
Definición de Construcción Social
La definición más corriente de «construcción social» es:
Una idea o noción que parece natural u obvia a quién la acepta pero que puede o no reflejar la realidad.
Incluso con esta definición de características anticonservadoras, el grueso de los clichés feministas: nociones como «la existencia de un patriarcado», «la opresión histórica de la mujer a manos del hombre», «la sociedad machista», «la discriminación institucionalizada contra la mujer», o que «la violencia de pareja es causada por el machismo», son todas construcciones sociales.
Una mejor definición de «Construcción Social»:
La definición corriente de «construcción social» no parece designar una construcción deliberada sino una generación espontánea de nociones fruto de las interacciones sociales dentro de una sociedad.
Esto no refleja la realidad actual, donde desde la academia militante se definen términos y diseñan construcciones sociales ( Violencia de Género, Feminicidio, Heteronormatividad ) con objetivos políticos muy claros, que luego desde los medios y las instituciones educativas se pretenden imponer a la población en general.
Por lo que una construcción social sería mejor entenderla como:
Una creencia que se vuelve socialmente aceptada a consecuencia de la creación de un concepto o serie de conceptos artificiales y su imposición al resto de la población a través de la influencia educativa y mediática.
El género es una construcción social
La palabra «Género» se ha definido desde las «ciencias» sociales de la siguiente manera:
Género: «Conjunto de características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres» – Revista Cubana de Salud Pública
Esta definición disocia el comportamiento sexual de una persona de su naturaleza sexual biológica, contemplando exclusivamente la influencia social sobre el comportamiento sexual, y excluyendo la base biológica científicamente comprobada de este comportamiento.
Esta exclusión de parte de la realidad se realiza de la misma forma en la definición de «Violencia de Género» contenida en el proyecto de «Ley Integral de Violencia de Género», la cual solo contempla el caso en que la mujer es la víctima, excluyendo de la definición los casos en que la víctima es el varón.
En ambos casos resulta clara la existencia de objetivos políticos a la hora de definir los conceptos, como es evidente también el esfuerzo de instalarlos a través de los medios y las instituciones educativas.
En definitiva, la construcción social no es tanto las diferencias naturales en el comportamiento de hombres y mujeres , sino la propia definición de «género» y toda la infraestructura política, institucional e intelectual elaboradas entorno al concepto de género en que se basa el «feminismo de género» actual.