Rebecca, la hija de la activista feminista Alice Walker, contó cómo fue vivir y criarse en el seno de un hogar con ideas tajantes y poco ideales para la conformación de una familia. La mirada del feminismo en su madre le llevo a tener que romper relaciones y alejarse.
Creció junto a una madre que abogaba, inspirada por el feminismo, que tener hijos era esclavizar a las mujeres. Una idea que quienes las cuestionan, en general mujeres, alegan que ha traicionado a toda una generación de mujeres, devastando sus posibilidades de felicidad familiar.
Un nuevo vivir
Hija de padres divorciados, Rebecca tuvo que ver como se denigraba a los hombres y alentaba a las mujeres a una independencia a cualquier costo familiar bajo la consigna feminista. El cuestionamiento realizado por Rebecca hacia su madre llevo a que esta no conozca aún a su nieto.
Según la ideología feminista de la década de los setenta, las mujeres eran antes que nada hermanas, algo que ha resurgido ahora con el concepto de «Sororidad» que el feminismo pretende imponer. Un eco de los setentas que se comienza a desvanecer.
Así fue como Alice Walker vio a su adolescente hija, como a una hermana. Pero lo que Rebecca lamenta es que ella necesitaba a una madre, no a una hermana o amiga.
Cuestionada sobre si la reconciliación con su madre es posible, Rebecca dice que esta vendrá de la mano de un entendimiento diferente en la mirada feminista hacia el mundo, las relaciones familiares y el hombre.
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Fuente: Daily Mail