Twitter es territorio enemigo para el masculinismo y la libertad de pensamiento al menos en Uruguay. Con las notables excepciones de cuentas como El Ruso (entrevistado por Varones Unidos) o Temis, el grueso de las más populares se limitan a hacer eco del discurso «políticamente correcto», cuando no a hostigar y pretender deslegitimar en base a falacias e insultos (Punto 9 – Principio de Silenciación) a las que se atreven a desafiar la narrativa hegemónica, en clara sintonía con el carácter totalitario del relato neomarxista que defienden.
El pecho a las balas
Precisamente porque es «terreno enemigo», es que es más importante estar. Pero estar significa resistir los ataques de los progrebots que ven lo que era su espacio seguro, invadido por formas de pensar que le son ajenas y dolorosas, y a las que no tienen claro cómo responder.
En alerta…
Nuestra crítica «políticamente incorrecta» deja en evidencia las incongruencias de la narrativa hegemónica a la que han circunscrito su libertad de pensar. Y como no pueden atacar los argumentos que presentamos, deben forzosamente atacarnos a nosotros para evitar falazmente la necesidad de admitir la posibilidad de que estemos en lo correcto. Esto significaría necesariamente admitir la posibilidad de que sus creencias centrales para la conformación de su identidad, estén fundamentalmente equivocadas, y esto es algo que quienes mantienen un pensamiento dogmático, afecto al fanatismo, intentan a toda costa evitar.
Este es el gran miedo que le generamos, el miedo a que la sociedad se de cuenta (como nosotros -y en el fondo ellos también-, como individuos, nos hemos dado cuenta) de que el dogma neomarxista que los define no tiene asidero en la realidad y el futuro al que nos lleva ceñirnos a él es catastróficamente distópico.
Es natural que estén alertas, porque los argumentos que damos, las cosas que decimos, traen consigo el fin de la era progre, la liberación de las cadenas de la corrección política, una revaloración de las tradiciones culturales de occidente y un renacimiento actualizado de las mismas que representaría el absoluto fracaso de todo el proceso político neomarxista.
Les infundimos un terror divino. El terror que infunde la verdad a quien vive cómodamente inmerso en una mentira.
…y delirando
Y como no pueden ignorarnos, la reacción es necesariamente la huida (bloquearnos) o la lucha. Así, el impulso más visceral de la masa de progrebots que reverbera en Twitter, es la de atacar a Varones Unidos.
Nunca (o casi nunca) se establece un debate sobre los argumentos planteados, menos aún el diálogo constructivo y mutuamente enriquecedor que podría ayudarnos a resolver nuestras diferencias.
Al punto que una de las actitudes reaccionarias más curiosas que han tenido varias tuiteras feministas, y que ilustra esta necesidad de reafirmación social de sus convicciones y de agredir a quienes las desafían, es la de alegar que Varones Unidos no es un movimiento sino un espejismo creado por mi (@LordLampazo), quien según esta teoría conspirativa creé y manejo en solitario las más de 1800 cuentas que nos siguen en Twitter, y las más de 40.000 que nos siguen en Facebook. En fin… perfectamente verosímil.
Estos delirios son aplaudidos por el progrebotaje, que los interpreta como una agresión hacia lo que considera una amenaza ( Varones Unidos ), no necesariamente porque crean en la teoría conspirativa, sino porque interpretan -maliciosa e ingenuamente – que impacta de forma negativa en nuestra imagen.