La tesis de moda planteada por el feminismo es que para erradicar la violencia hacia las mujeres, hay que «moldear» a los hombres. Institucionalizarlos, como si de enfermos mentales se tratase y adoctrinarlos de acuerdo a la doctrina feminista, para que repriman sus deseos e individualidad, privilegiando en todos intereses de las mujeres. Sin embargo, un estudio ha revelado que no son los hombres feministas – quienes constantemente (1, 2, 3) aparecen vinculados a hechos de violencia sexual contra mujeres -, sino los cristianos devotos quienes son menos proclives a ejercer violencia hacia su pareja, contrario al prejuicio feminista que niega el lugar de respeto y dignidad que disfruta la mujer en el cristianismo.
La diferencia, aparte, no es menor. El mencionado estudio a cargo del académico Patrick Fagan, afirma que los cristianos que van a misa semanalmente son más de un 50% menos proclives a ejercer violencia contra sus parejas que la población general.
FUENTE: The New American