Los otros días, a raíz de mi nota sobre los “Trans-gresores”, me han hecho saber que sería muy bueno que “desaparezca del planeta”. Seguramente ahora me desearán que, si posible fuera, desaparezca también del lugar en el que pueda encontrarme fuera de este globo terráqueo.
Es entendible. La ideología quiere la uniformidad de pensamientos fundada en sus antojos; quiere el silencio total de quienes se le oponen. Hablan de libertad de elección, pero, en el fondo, te obligan a tener que “elegir” no hablar, so pena de calificarte de la peor manera o de mandarte a vivir a alguna galaxia lejana.
Hace tiempo en nombre de la libertad; de la paz; de la normalidad, vienen imponiendo libertinaje, violencia y anormalidad. En definitiva, asistimos al reino del desorden por intentos de transformación de los pilares divinos y naturales. Asistimos a la época Trans-formers.
Hoy, el decir la verdad, implica, según calificación de la ideología, estar haciendo incitación a la violencia.
El mensaje que nos hacen llegar esconde una perversión. Develado el significado quiere decir: “me molesta que digas que mis trans-formaciones son malas, me siento violentado”. Ellos nunca dicen que son quienes violentan la naturaleza; no dicen que son ellos quienes la discriminan; no dicen que desean vivamente modificarla; no dicen que están manipulando mentes para alcanzar si posible fuera la adaptación total de las inteligencias a la descompostura identificada con las siglas LGBTIQ; no dicen que están yendo por la mente de los menores para violentarla inculcándole sus principios desde las más tempranas edades. Han deformado la noción de violencia; la han transformado.
Condenan a lo que despectivamente llaman “Patriarcado”
Sin calibrar absolutamente nada. Lo condenan principalmente por tener una referencia religiosa. Si se les preguntase, por caso, que por favor nombren un solo patriarca malo, no sabrían qué decir. Podrían haber hablado de seres humanos bárbaros; brutales; tiranos; autoritarios; despóticos; psicópatas; bestiales o cosas análogas, términos todos que bien se pueden aplicar a quienes presentaban una humanidad desquiciada; términos que muy bien se siguen aplicando a humanos de estos tiempos que gozan de iguales perversiones de comportamientos. Pero cuando los mentores de los modernos movimientos hablan de Patriarcado, deforman significados conceptuales e históricos; los han transformado.
Usan el arco iris como bandera.
El arco iris significó siempre la alianza entre Dios y Noe, en cuya vista quedaba el recordatorio de que no habría en adelante un castigo semejante al diluvio. Se me figura que ahora, por parodia, significa el “quédense tranquilos, seres humanos transformados, que ya nadie podrá decir nada”. Eso sí, quien diga algo en contra del movimiento de la transformación llegará a ir preso. En fin, arco iris transformado.
Dicen que antes se adoctrinaba
Dicen que antes se adoctrinaba enseñando cuestiones esquemáticas en nombre de la naturaleza, acusación que me estaría cayendo en este momento. Pero estos ideólogos de la “libertad”, por todos los medios están queriendo infiltrar sus doctrinas. Hasta en marcas de comida, o como logos adjuntos de otros logos, están infiltrando sus pensamientos.
Un engaño estúpido
Ocurre algo muy sencillo: la mente funciona con conceptos, con juicios, con razonamientos, y de tales cosas se componen las doctrinas; el tema, entonces, está en ver qué doctrina usted va a beber.
Es un engaño estúpido que le digan que no intentan establecer en las mentalidades una doctrina. Los ideólogos están adoctrinando con los postulados trans-formers, y lo quieren inculcar desde tempranísimas edades, como quedó dicho en líneas anteriores. En resumidas, se trata de dar una nueva doctrina, para dar así con mentes transformadas.
Han pretendido ampararse en excepciones para fundar sus conclusiones, a las que luego nos las impusieron como reglas. Concepciones transformadas. Para los que aún no les queda claro lo que es la naturaleza, les cuento que es algo así como cuando un trans-gresor viola a una menor y la deja embarazada, como ocurrió en un pueblo de San Luis. Si el «trans» en verdad fuera mujer, no se habría dado el embarazo.
Bien MAL
Han pataleado y denigrado a quienes hablaban de «mal y bien» basados en lo objetivo, y han adherido a un mal que llaman bien, y despreciado el bien al que ven como algo malo, en nombre de su subjetivo capricho. Y desean que usted vea como bueno lo que ellos han seleccionado elegir como tal, y que considere malo lo que ellos, vía transformación, así lo consideran. Para agudizar la confusión en su cabeza, ahora cuando le hablen de mal, también harán referencia al “Movimiento Antidiscriminación de Liberación” (MAL). Bien y mal, transformados.
Ocupación total
Cualquiera puede ser un violento, salvo el caso de que se trate del hombre que violenta a la naturaleza, o sea, el “ser humano trans-formers”. Este sujeto no sería un violento. Se habla de homicidio y de femicidio, y ahora incorpore en su repertorio conceptual esta novedad: “el travesticidio”. Bregan a gritos por querer cada vez más igualdades, y son ellos mismos los que impulsan con denuedo diferenciarse. ¿Y esto es por qué sí? ¡No! Es una forma de querer abarcar todo por todos lados; por derecha y por izquierda, por este o por aquel camino.
Ocupación total, aunque reine la incoherencia. Pienso que no tardará en ser incorporada al Código Penal la nueva figura, con una pena que la mínima sea igual a los 70 años de su abuela. Y mientras tocan esta moderna cantinela, le pasan por alto que hace tiempo ellos practican gustosos el “naturicidio”, esto es, el intento de darle muerte a la naturaleza.
Noticias transformadas
No temen, incluso, modificarle en su cara los hechos prácticos. En efecto, tienen a su disposición la mayoría de los medios de comunicación y de las legislaturas, pero precisan hacer matraca diciendo a bombo y platillo (aunque varias veces utilizan fuego para quemar o pinturas para rayar Iglesias) que hay un “abandono sistemático de la sociedad y del Estado de todas las personas trans”. Prácticamente han sometido todo a sus deseos, pero como quieren ir por más necesitan la victimización.
Imagen del hombre y la mujer transformada
Todas estas transformaciones modernas tienden a generar cada vez más una separación entre el hombre y la mujer, a romper la complementariedad que siempre existió entre ellos. Son los ideólogos los que, con su invención, están denigrando a uno y a otro sexo, al masculino y al femenino: al varón es preciso verlo como una amenaza, y a la mujer como una víctima. Pero son los trans-formers los que, entre otras cosas, pretenden quitarle prerrogativas a la mujer; son ellos los que intentan robarle su imagen; son ellos los que parodian su sexo; son ellos los que adquieren los hijos de ella vía adopción; son ellos los que ahora las utilizan como inmuebles para alquiler temporal.
Religiosidad transformada
Incluso le tocarán el lado débil diciéndole que a usted le falta amor, que no tiene caridad. Irán más lejos, y le dirán que su postura no es propia de una persona hija de Dios. Quédese tranquila, que señalar caritativamente el mal es lo que la hará hija de Dios, y será, en cambio, el silencio cómplice, lo que la apartará de tal condición. Escudarse en las obras de misericordia para así poder callar cobardemente una verdad, es una gran obra de inmisericordia.
Quédese tranquila porque es el mismo Dios quien por boca de San Pablo ha dicho: “Ellos trocaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y dieron culto a la creatura antes que al Creador (…); sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra natura, e igualmente los varones, dejando el uso natural de la mujer, se abrazaron en mutua concupiscencia, cometiendo cosas ignominiosas varones con varones, y recibiendo en sí mismos la paga merecida por sus extravíos” (Rom. 1, 24, 32).
Visión transformada
Dentro de poco, calculo, sacarán una ley que ordene pintar todos los carteles de las calles con los colores del arco iris y los frentes de las casas con esos mismos colores. Ordenarán también pasar aerosol multicolor por todos los árboles de las plazas públicas, ya que el verde es un color militar que atenta contra la visión, pues implica un adoctrinamiento venido directamente de la naturaleza vegetal.
Nadie se levanta si no considera que ha caído
Los seres humanos somos seres muy falibles. Podemos caer una y mil veces, y podemos levantarnos mientras haya tiempo. Pero nadie se levanta si no considera que ha caído; y mucho menos se llegará a hablar de levantarse si se hace desaparecer la noción de caída por vía de transformación. En tal instancia, estaremos en presencia de algo tan alejado de lo humano, que hasta parecerá que se ha llegado a caer en posesión de otra naturaleza.