En un artículo publicado sin firma en «La izquierda diario» en el que el militantismo periodístico llega a un nivel pichotezco, el gatillado autor (probablemente autora) acusa desde el titular a ambos intelectuales de «defender el genocido».
Lo primero que cabe preguntarse es de qué genocidio está hablando. ¿Del genocidio en general? No queda claro. ¿O acaso la demencia del autor llega al nivel de considerar la «epidemia de femicidios» como un genocidio? ¿A pesar de que mueren más de 3 veces más hombres asesinados que mujeres, o de que en un 1 de cada 3 homicidios inter-sexuales es la mujer la que asesina al varón? Ya lo veremos más adelante.
Analicemos la catarsis
Uno, como cronista, se siente tentado a desestimar estos despotriques de progrebots que sufren explosiones emocionales al menor contacto con la realidad, pero analicemos lo que la redactora tiene para decir, no solo por su valor de entretenimiento sino también porque nos permite hacernos una mejor idea de lo que sienten estas chicas, víctimas en definitiva de lo que solo puede describirse como un lavado de cerebro auto-infligido.
Si bien ambos autores representan figuras marginales, poco serias y absolutamente acientíficas en el mundo académico…
Esto me hizo acordar a los pelotudos (valga la redundancia) que conducen el programa de radio «Segunda Pelota», abriendo una entrevista a Amodio Pérez acusándolo de traidor, de participar en torturas, y preguntándole para dar inicio a la entrevista «¿A qué mierda viniste?». Periodismo militante para todos y todas.
Pasando a gente que tiene ideas que vale la pena escuchar, Agustín Laje y Nicolás Márquez no son, ninguno de los dos, figuras «marginales», sobre todo en comparación con una fangirl de Sandra Russo que ni siquiera tiene la decencia de firmar el artículo. En conjunto, son los autores de quizás el libro de política más importante y uno de los más vendidos de este año: El libro negro de la nueva izquierda.
«Absolutamente acientíficas»
La táctica de acusarnos de sus propias falencias es quizás la artimaña retórica más abusada por la izquierda neomarxista. Si alguien peca de «acientífico» en discusiones de género, partamos de que la teoría de feminista y la teoría de género, se basan en la negación de una influencia de las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer en su comportamiento. Esta influencia, está harto comprobada por ciencias experimentales, no por doctrinas ideológicas con pretenciones seudo-científicas y metodologías risibles desde el punto de vista epistemológico, como la sociología o la «ciencia» política. (Video recomendado que explica el carácter anti-científico del feminismo y la ideología de género)- Pero bueno, sigamos.
Lecturas en blanco y negro que polarizan e insertan dobles estándares
no sobra remarcar que no sólo reivindican la represión estatal y los actos genocidas realizados en la dictadura
Obviamente no proporciona fuente alguna, porque si alguien leyera lo que Laje y Márquez dicen sobre «la noche de los lápices» vería que lo que le pintan como un «genocidio», no es un asunto tan en blanco y negro como quisieran que uno lo viera.
Otro problema, es el doble estándar de sancionar como «apología del genocidio» a una visión alternativa de la guerra antisubversiva en Argentina, desde un establishment de la izquierda radical que hace la vista gorda (cuando no abiertamente enaltecen) políticas genocidas de escala global como «el gran salto adelante» y la «revolución cultural» en la China de Mao Zedong, o los campos de concentración soviéticos, que entre ambos, durante el siglo XX exterminaron más de 50 millones de personas.
No les importa que sea cierto o falso, sino a quién perjudique o beneficie que se sepa.
ligan la homosexualidad a conductas delictivas como la corrupción de menores y no vacilan en asegurar que la pedofilia es una de las aristas de la ideología de género.
Esta es otra típica artimaña retórica de la izquierda neomarxista: No atienden a si es verdadero o falso lo que Laje y Márquez dicen (porque lo es), sino a que supuestamente daña la imagen de una minoría protegida, en este caso los homosexuales, sobrentendiendo que si una verdad se refleja negativamente en una minoría protegida, debe ser censurada, lo que atenta directamente contra la libertad de expresión. Pero qué importa la libertad de expresión, ¿No? Lo que importa es que pensemos que todos los gays son FABULOSOS, bueno, salvo Milo.
Aquí lo que dice Agustín Laje en relación del feminismo con la pedofilia.
Mientras la provincia de Mendoza se encuentra conmocionada por la brutalidad de los femicidos que terminaron con la vida de dos mujeres, la iglesia invita a dos representantes de la ideología machista
¿Será que en Mendoza los femicidios son el 80% de los homicidios? Ah, no. Cierto que el 80% son los asesinatos que tienen a varones como víctimas. Mal yo.
Ningún artículo cumple con todos los clichés de la izquierda neomarxista, si no se toma un momento para pegarle a la iglesia (o le defeca en la puerta), aún cuando el propio papa anda santiguando a lo más patético de la izquierda contemporánea, porque el neomarxista en el fondo es un bicho de costumbres con una ideología cargada que todavía está reaccionando contra las sociedades occidentales del siglo XIX.
Los comentarios en la nota reflejan la eficacia actual de la retórica neomarxista, al menos para promocionar El libro negro de la nueva izquierda.
Aquí los tres comentarios con más «me gusta» del hilo:
ESTE ARTÍCULO ME LLEVA A COMPRAR EL LIBRO, CREO QUE DE ACUERDO A LOS DICHO POR EL AUTOR, MERECE SER LEÍDO, PARA TENER UNA IDEA MÁS ACERTADA DE ESTOS TIEMPOS DE SUBVERSIÓN CULTURAL
No está en las librerías de mi ciudad pero lo buscaré en formato electrónico.
«Oscurantismo católico» Oscurantismo es el que ustedes generan, zurdos de porquería, con sus escrachos de vivo, sus notas sesgadas y sus falacias de tipo ad Hitlerum.