Los hombres jóvenes que quieren casarse, se ha reducido al porcentaje más bajo de la historia, mientras que el deseo de casarse está aumentando entre las mujeres jóvenes, según el Centro de Investigación Pew Research.
El fracaso de la campaña feminista contra el Matrimonio
Según el estudio, realizado en Estados Unidos el número de mujeres de 18 a 34 años que dicen que tener un matrimonio exitoso es una de las cosas más importantes aumentó del 28% al 37% desde el 1997.
La constante campaña feminista de erosión de los valores tradicionales de familia, como el matrimonio y la maternidad, parece estar fracasando en vista de un anhelo cada vez mayor en las mujeres por disfrutar del Matrimonio.
Actitudes masculinas hacia el Matrimonio
El número de hombres adultos jóvenes que desean un matrimonio sin embargo, no sigue la misma trayectoria que entre sus pares mujeres. Éste se redujo del 35% al 29 por ciento en el mismo tiempo.
El feminismo, profundamente arraigado en cada segmento de la cultura, ha creado un ambiente en el que los hombres jóvenes encuentran más beneficioso simplemente optar por no participar de la pareja por completo, en vista del fácil acceso al sexo casual, y los peligros para su patrimonio, seguridad jurídica y tranquilidad mental que representan la convivencia y la paternidad.
Un artículo de Suzanne Venker, se ha convertido en una piedra angular para entender este proceso.
«¿Adónde se han ido todos los hombres buenos?»
Es una pregunta de la que se habló mucho últimamente en los medios de comunicación, pero esta realidad, respaldada por las estadísticas, no es del agrado del grueso de las comentaristas convencionales influenciadas por el feminismo.
Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el número de mujeres en la fuerza laboral ha superado el número de hombres, mientras que más mujeres que hombres están obteniendo títulos universitarios. Más mujeres que hombres están trabajando y más mujeres que hombres están obteniendo títulos universitarios. Sin embargo seguimos rodeados de un relato de que la mujer es «oprimida» y el hombre la tiene «más fácil» que la mujer.
Este nuevo fenómeno ha cambiado la danza entre hombres y mujeres. El feminismo le usurpó al hombre su papel tradicional de sostén económico de la familia, protector y proveedor, y las leyes de divorcio crean cada vez más, una perspectiva financiera peligrosamente precaria para los hombres que se desprenden del matrimonio, por esto los hombres simplemente ya no encuentran ningún beneficio en él.
Fuente: LifeSite