La Relacion entre la Islamización de Occidente y el Feminismo

LindaSarsour
Linda Sarsour, organizadora musulmana de marchas feministas en Estados Unidos y apologista de la opresión Wahhabista de la mujer en Arabia Saudita.

La extraña sinergia que parece haber entre el movimiento feminista y el islamismo, deja totalmente confundido a cualquier observador externo, que crea todavía que el feminismo puede ser una fuerza para el bien de occidente.

En particular en la conquista demográfica e islamización que se ha impulsado en Europa bajo la guisa de una supuesta «crisis de refugiados sirios«, salpicada de violaciones grupales, epidemias de abusos sexuales con complicidad de las autoridades, el silencio ( o abierto apoyo ) del feminismo hacia estos hechos es especialmente desconcertante.

Sin embargo, un análisis de las motivaciones de los actores y grupos de poder involucrados devela la corrupta lógica detrás del aparente absurdo.

El Islam más que una religión es una ideología política: militarista y expansionista.

Los primeros 300 años del cristianismo fueron marcados por la gradual y pacífica evangelización del imperio romano, soportando estóicamente múltiples persecusiones.

Invasiones paganas primero, que acabaron en la conversión al cristianismo – nuevamente por la palabra – de los invasores, y musulmanas después, marcaron los siglos posteriores al establecimiento de la religión cristiana como la oficial en los territorios europeos en los que se gestaba la cultura occidental actual. No fué precisamente hasta el contacto con invasores Turcos y Musulmanes, que el mundo cristiano adoptó un carácter militarmente expansionista

En contraste, los primeros 100 años del islam, fueron marcados por brutales y despiadadas conquistas. Primero mediante el engaño, después mediante la fuerza y el terror. De hecho, el Corán es perfectamente interpretable como un manual de expansión militar ideológica a través fundamentalmente del subterfugio, la violencia y la intimidación, algo nada sorporendente si tomamos en cuenta que Mahoma fué técnicamente un genio de la expansión ideológica a través de estos medios.

Mediante los mismos, en sus primeros 100 años, el Islam expandió su dominio desde la ciudad de Medina, en Arabia, hasta un territorio inmenso extendido desde España hasta el asia central, sometiendo y reemplazando las creencias (Cristianos, Zoroastrianos, Etc. ) y las culturas locales que habían existido en esas regiones hasta ese momento.

Cuando en occidente hablamos de religión, tendemos a llenar el vacío de todo lo que no conocemos de una religión con aquella que nos es más familiar, el cristianismo. Por esta razón es peligrosamente engañoso llamar «religión» al Islam en Occidente, porque lleva a formar una imagen inocente y equivocada de este conjunto de creencias. El concepto de ideología, refinado por Agustín Laje como un «conjunto de ideas, independientemente de su veracidad o falsedad, que sirven a un grupo específico para catalizar la movilización política» aplica mucho mejor a este caso (1).

Las diferentes presiones evolutivas sobre hombres y mujeres, y su expresión actual en tendencias y actitudes.

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Los individuos de una especie con características que favorecen sus chances de reproducirse pasan estas características a las futuras generaciones. Esto es cierto en todos los seres vivos sexuados, incluso en los seres humanos. Las posibilidades de reproducirse de los individuos se encuentran mediadas por presiones evolutivas, desafíos del ambiente que hacen que los individuos mejor adaptados a ellas tengan más chances de reproducirse. Cuando estas presiones son distintas para hombres y mujeres, surge el dimorfismo sexual, o las diferencias entre las características de machos y hembras. Por esta razón por ejemplo, solo los pavos reales macho tienen una cola despampanante, porque solo las hembras de pavo real eligen los machos con los que aparearse, los machos se aparean con la que sea, y por ende las hembras no necesitan impresionar para aparearse mientras los machos sí, lo que genera una presión y una respuesta evolutiva.

De la misma forma y por mucho que le duela a los académicos posmodernistas que quisieran forzar a la realidad a respetar los espacios seguros de sus fantasías ideológicas, hombres y mujeres humanos (y desde antes que fuésemos humanos), hemos tenido que enfrentarnos a presiones evolutivas distintas, lo que ha acabado por expresarse en características diferenciadas, no solamente físicas, como la cola del pavo real, sino también cognitivas.

Los estudios comparativos de la personalidad elaborados por el psicólogo Jordan B. Peterson, de la Universidad de Toronto, son incontrovertibles al establecer diferencias sexuales en la personalidad, consistentes a través de diferentes culturas. Un rasgo discreto en especial, la amabilidad (agreeableness), uno de los 5 grandes rasgos, muestra una marcada diferencia entre los sexos. Puntuando las mujeres muy alto y los varones muy bajo en la misma.

La consistencia de este hallazgo a través de diferentes sociedades, señala que no se trata de una diferencia cultural o aprendida, como sugeriría el constructivismo social en que se basa la teoría feminista, sino de una diferencia de base biológica entre hombres y mujeres. (2)

Una teoría sobre el por qué existe esta diferencia biológica en la personalidad de hombres y mujeres radica en la diferencia de las presiones evolutivas sobre ambos en el contexto de las sociedades de primates sociales, homínidos y humanos durante nuestra evolución como especie.

La mujer y la tierra

Gaia

En estos grupos, desde las sociedades de primates hasta tiempos históricos, el éxito reproductivo del macho se basa fundamentalmente en dos aspectos: la capacidad de su grupo para controlar territorio frente a otros machos y por ende, el acceso a las hembras, y su posición en la jerarquía, siendo que es mucho mayor la probabilidad de éxito reproductivo cuanto mayor es el status del macho en el grupo.

Esta competencia con otros machos por el control del territorio y el acceso a las hembras, no es beneficiada por la amabilidad, sino principalmente por su polo opuesto, la asertividad.

La hembra, por el contrario, en estas sociedades actúa salvo contadas excepciones como sujeto pasivo tanto de la lucha por el status dentro de la sociedad, como de la lucha contra otros machos por el control de las hembras y el territorio. Restringiéndose, porque favorece a su éxito reproductivo, a dejar a los machos competir por el estatus y el territorio, y elegir de la cima de la jerarquía del grupo vencedor.

La pérdida de la lucha por el territorio contra otro grupo, implica generalmente (cuando no la muerte) el destierro y el fracaso evolutivo de los machos de la sociedad conquistada. En cambio las hembras del grupo sometido en general no ven sus probabilidades de reproducción tan afectadas por este fracaso. No son en este contexto necesariamente enemigas de los machos del grupo vencedor, sino botines de guerra. Dejando que los machos compitan y tomando el lado del ganador, maximizan nuevamente su éxito reproductivo, para esto, y para luego competir con las demás hembras por la atención de los machos dominantes, la amabilidad como rasgo de la personalidad es especialmente efectiva.

Feministas pro-patriarcales

Volviendo entonces al contexto de la islamización de occidente, la actitud en principio incomprensible de feminismo comienza a resultar esperable.

Esclavitud sexual

Si tomamos en cuenta además, que el movimiento feminista al menos desde los años 70 se encuentra entrelazado a las estructuras políticas anti-occidentales de la extrema izquierda. ¿Es verdaderamente sorprendente que el mismo tome partido por la cultura invasora, aún cuando el éxito de la misma implique la pérdida de todos los logros que el movimiento había obtenido hasta ahora?

La agerrida defensa que el feminismo ha hecho de la islamización de occidente demuestra que a pesar de sus eslóganes, en su fuero interno no necesariamente se opone a una sociedad patriarcal. Sino que se trata de un movimiento de desprecio ( socialmente aceptado en la izquierda neomarxista ) específicamente hacia sus «hombres blancos» (occidentales).

Esto en cierta forma configura un desafío a restablecer un orden social en el que la expresión del desprecio a los varones del grupo ya no sea ni fomentada, como ocurre ahora, ni permitida.

Anotaciones:

+1 – Si bien, existen concepciones contemplativas del Islam, como el Sufismo, la expresión política sigue siendo marcada por las características de su origen y el contenido de sus escrituras sagradas.

+ 2 – La diferencia se ve en la comparación generalizada de un género con otro. Esto no quiere decir que una persona, por el hecho de ser mujer sea necesariamente menos amable que un hombre. Pero si que el conjunto de las mujeres es en promedio sustantivamente más amable – pero menos asertivo – que el conjunto de los hombres.

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