La belleza es una de las bajas de la «batalla cultural» en las que menos se piensa. Pero era una cuestión de tiempo que el neomarxismo, en su anteposición del poder (y la política) ante todo, se cargase otro valor más que hace a la experiencia de vida de la humanidad.
En este caso se trata de la resolución de elegir como Miss Helsinki ( La capital de Finlandia, uno de los países con mayor proporción de rubios de ojos celestes del planeta ) a una mujer muy poco agraciada pero de color, para mostrar su poder al resto de la sociedad y desmoralizar así a la creciente oposición a la desvirtuación étnica de las naciones europeas a la derecha y en el centro del espectro político.