Cuando el feminismo habla de la «cultura de la violación» y de la «masculinidad tóxica» se refiere casi invariablemente a las que cree que existen en las sociedades occidentales.
Esto se da de bruces contra la realidad cuando la sociedad occidental se pone en contacto con otras, en las que lo que aquí son fantasías feministas, allí son el sufrimiento diario de millones de mujeres y una forma violenta, primitiva y brutal de vida en la que persisten algunas culturas ajenas a nuestro proceso civilizatorio.
En este caso en particular, la violación de una mujer sueca invalida, a manos de un grupo de seis ¿podemos realmente llamarlos refugiados?, apunta al hecho ya evidente de que la cultura de la violación es un hecho que sí existe, pero en otras culturas.
El feminismo no solo no representa a las mujeres sino que las destruye al utilizarlas como instrumento desestabilizador contra la sociedad occidental
El establishment neomarxista y anti-occidental del feminismo contemporáneo, contradiciendo su mandato implícito de proteger a las mujeres, promueve estos actos de violencia contra la mujer ejercidos por musulmanes. Esto lo hace de dos formas: se opone a acciones preventivas, propone otras ridículas que parecen diseñadas para fracasar a propósito, y luego culpa al sexo masculino en general y en especial a los varones occidentales de la violencia étnica de lo que deberíamos llamar invasores musulmanes contra las mujeres de la población local europea, violencia de la que estos hombres, por asociación, también son víctimas.
Una invasión escondida detrás de un flujo de refugiados
En este caso puntual, sucedido en un centro de refugiados en el que la mujer inválida, de unos 30 años, solicitó permiso para utilizar el baño y fué atacada y violada por varios internos durante más de dos horas.
Los internos fueron nuevamente musulmanes, solteros, de edad militar. Esta demografía representa el 70% del flujo migratorio, cuando en un campo de refugiados sirio genuino, los hombres jóvenes, en edad militar, prácticamente no existen.
Esta constitución demográfica del flujo migratorio debería ser suficiente para no considerarla principalmente un flujo de refugiados, sino una invasión, lo que se condice con el comportamiento violento, predatorio y demandante que demuestra este sector mayoritario, de hombres musulmanes jóvenes, que componen el flujo migratorio.
Reacciones de la población local ante la inacción del gobierno
Al tomar conciencia de la violación de esta chica, la población local se manifestó en rechazo de la connivencia del gobierno sueco con los invasores musulmanes, realizando una marcha por el pueblo la que desembocó en un ataque al centro de acogida donde tuvo lugar el crimen.
Fuentes: Daily Mail